Fuerzas
Caminando por los parques perdidos de Santiago. Llego sin fuerzas al mismo lugar donde siempre caigo, una y otra vez sin decir nada. Y ahí me quedo, hasta que un estupido milagro ocurra, hasta que algo me levante... Pero, no hay nada, y al final siempre dejo el helado a medio terminar en la banca de siempre. En donde las hojas de otoño lo cubren... Pero no son capaces de cubrir mi cansado cuerpo que cada vez se arrastra más. ¿Será que hasta las hojas de otoño me quieren abandonar? O ¿Será que ellas también están cansadas igual que yo? La única cosa que es capaz de mirarme y de abrazarme es viento.