En la vida, uno tiene que decidir, aunque muchas veces no nos guste. Esto también nos hace sufrir, pero nos tenemos que poner de pie una y otra vez, hasta que Dios nos corte nuestra actuación, en esta gran película, independientemente si lo hicimos bien o no.
Sin embargo, esta vez no me toco decidir a mí... Decidiste terminar conmigo y sé que te costo tomar esa opción y te entiendo, pero me cuesta reconocer que no te podré tener como yo quiero, tendré que tragarme todo lo que siento y levantarme nuevamente, sea como sea. Pero por otra parte, quiero decirte que no te sientas mal por mi, ya que, yo estaré bien y lo único que deseo en esta vida es verte completamente feliz y que tu sonrisa, ilumine hasta el lugar más oscuro del universo. Sabes que siempre podrás contar conmigo, porque sé que esto no sé terminará aquí. Me conoces como soy, así es que, sabes que mis palabras son sinceras, sé que te podré ver, aunque no sea en la fecha que habíamos acordado, pero cuando nos veamos trataré de cumplirte algunas promesas que te hice. Sé que extrañaras mis mensajes de textos, mis escritos, mis cartas y mis emails; quizás te seguiré escribiendo, eso si, con menos frecuencia para no confundirte más, porque lo que en verdad no soportaría es verte sufrir... Sólo te pediré una cosa, y es que en las noches de luna llena, la mires y te acuerdes de mi, porque te la he regalado y cada vez que la mires, sabrás que tienes una amiga en Santiago, que siempre te recuerda, que siempre estará ahí para lo que necesites, porque ya sabes en donde encontrarme, que te quiere mucho y que te sea lo mejor del mundo.
Por otro lado, gracias por estos tres lindos meses, que pase contigo, me hiciste muy feliz y siempre recordaré los mejores momentos. Me hiciste descubrir que yo, sí podía amar nuevamente, hiciste que por momentos me olvidará de mis miedos, me hiciste mantener una sonrisa en mi rostro, me hiciste renacer a la fuerza, hiciste muchas cosas por mí, pero ahora no encuentro palabras para describírtelas. Te quiero demasiado.